domingo, 9 de marzo de 2014

LITERATURA RUMANA
Texto hecho por Anne Marie Răcoare
    Ion Creangă (1.03.1837- 31.12.1889)






                  El pasado 25 de febrero hemos llevado a cabo la actividad intercultural "Cuenta cuentos"- Ion Creanga -”La bolsita con dos monedas”. Mediante esta actividad hemos dado a conocer parte de la riqueza de nuestra cultura rumana.
          Desde aquí, queremos dar las gracias a A.M.P.A Nueva Esperanza por su apoyo y colaboración.
          Aquí os dejamos nuestro cuento:

La bolsita con dos monedas

         Érase una vez un viejo y una vieja. La vieja tenía una gallina y el viejo un gallo; la gallina ponía huevos dos veces al día y la viejo comía un montón de huevos, pero al viejo no le daba ninguno. Un día, el viejo perdió la paciencia y dijo:
       -¡Oye, vieja, comes como en un día de feria. Dame unos huevos que me quite las ganas!
     -¡Claro que sí! Dijo la vieja que era muy tacaña. Si tienes ganas de huevos, pega a tú gallo para que pongo huevos y luego te los comes; que así he pegado yo a mi gallina y mira como los pone.
      El viejo, ávido y rapaz, le hizo caso a la vieja, y de la rabia que tenía, coge de prisa y corriendo al gallo y empieza a pegarle con fuerza, diciéndole:
       -¡Toma! O pones huevos, o te vas de mi casa para que no sigas desperdiciando la comida en balde.
     El gallo, en cuanto escapa de las manos del viejo, huye de casa y se va por las calles aturdido. Y andando él así por un camino, hete aquí que encuentra una bolsita con dos monedas. Y tal como la encuentra, la coge con el pico y se dirige con ella hacía la casa del viejo. En el camino se encuentra con una carroza con un boyardo y unas damas. El boyardo mira atentamente al gallo, ve en su pico la bolsita y le dice al cochero:
       -Venga, baja y mira a ver que lleva aquel gallo en su pico..
      El cochero baja rápidamente de la carroza, y con un poco de habilidad, atrapa al gallo, le quita la bolsita del pico y se la da al boyardo. El boyardo la coge, se la mete en el bolsillo sin prestarle atención y sigue adelante con la carroza. El gallo, enojado por esto, no se deja, sino que sigue la carroza, diciendo sin parar:
     ¡Kikiriki!¡ boyardos grandes!¡Soltad la bolsita con dos monedas!
      El boyardo, enfurecido, cuando llega delante de un pozo, dice al cochero:
     -¡Oye!¡ Llévate este gallo descarado y tíralo en aquel pozo!
     El cochero se baja otra vez del pescante, atrapa al gallo y lo tira en el pozo. El gallo, viéndose en estegran peligro piensa ¿qué hacer? Empieza a tragar agua, y traga que traga, hasta que engulle todo el agua del pozo. Luego, sale fuera de ahí y marcha otra vez detrás de la carroza, diciendo:
     -¡Kikiriki!¡ Boyardos grandes!¡ Soltad la bolsita con dos monedas!
     El boyardo, viendo esto, se asombró terriblemente y dijo:
     ¡Ufff! ¡pero que gallo más diabólico es este! Hey, ya te ajustaré yo las cuentas y a tú cresta y a tú espolón. Y cuando llega a casa, el boyardo le dice a una vieja de la cocina que se coja al gallo, que lo eche dentro de un horno lleno ascuas y que ponga una losa en la boca del horno.
        La vieja, que tenía el corazón de un perro, da su palabra; hace como dijo su amo. El gallo, cuando ve esta gran injusticia empieza a verter el agua engullido del pozo; y echa todo el agua del pozo sobre las ascuas, hasta que el fuego se apaga y el horno se queda refrescado; y además de esto, derrama el agua por toda la casa hasta que la arpía de la cocina se puso negra de rabia. Después, aparta la loza de la boca del horno sale vivo de ahí, corre a la ventana del boyardo y empieza a dar picotazos en los cristales diciendo:
        ¡Kikiriki! ¡ Boyardos grandes! ¡ Soltad la bolsita con dos monedas!
        -¡ Vaya! En que lío me he metido con esta alimaña de gallo, dijo el boyardo lleno de asombro.
        -¡ Cochero! ¡ Quítamelo de encima y echaselo a la manada de bueyes, quizás ve un buey enfurecido y le dará su merecido; se lo lleva entre los cuernos y nos libraremos del disgusto.
         El cochero, otra vez coge el gallo y lo tira en la manada. ¡entonces, alegría del gallo! ¡Tenías que ver verle como engullía bueyes, vacas y terneros; hasta que engulló toda la manada e hizo un vientre grande, gramdeee, como una montaña! Y otra vez viene a la ventana, extiende las alas tapando el sol, hasta que se oscurece toda la casa del boyardo, y otra vez empieza:
          - ¡Kikiriki!¡ Boyardos grandes! ¡ Soltad la bolsita con dos monedas!
         El boyardo, al ver esta travesura, rabiando, no sabe que hay que hacer para deshacerse del gallo
         El boyardo se puso a pensar, a pensar, hasta que le vino a la cabeza una idea.
         -¡ Lo echaré en el pozo del dinero; quizás engullirá algunas monedas de oro y se le estancará en la garganta alguna, se atragantará y así voy a librarme de él.
          Y como dijo, coge el gallo de una ala y lo echa en el pozo del dinero; pues aquel boyardo de tanto dinero que tenía no sabía que hacer con él.
           Entonces, el gallo empieza a engullir con avaricia todo el dinero del boyardo y deja los cofres vacíos. Luego, sale de ahí, él sabe cómo y por dónde, ve a la ventana del boyardo y otra vez empieza:
           - ¡Kikiriki! ¡ Boyardos grandes! ¡ Soltad la bolsita con dos monedas!
           Ahora, después de todo lo ocurrido, el boyardo, viendo que ya no tiene más nada que hacerle al gallo, le tira la bolsita. El gallo la coge con alegría, ve a sus asuntos y deja al boyardo tranquilo. Entonces, todas las aves del patio del boyardo, viendo el vigor del gallo, se van detrás suya, pareciendo que era una boda y no otra cosa. Y el boyardo, miró fatigado como se le van las aves y dijo:
            - ¡ Váyase aves y todo! ¡ Gracias que me deshice del marrón, que aquí no hubo trigo limpio! El gallo andaba orgulloso y las aves detrás suya; y andando, andando hasta que llega a la casa del viejo, y desde la puerta empieza a cantar:
            -¡ Kikiriki! ¡Kikiriki!
            El viejo, al oír la voz del gallo, sale fuera lleno de alegría; y cuando mira hacía la puerta ¿qué ve? Su gallo era algo asombroso; el elefante te podría parecer una pulga al lado de este gallo; y detrás de él venían bandadas de aves, una más guapa que la otra. El viejo, viendo a su gallo tan grand y desgarbado y rodeado de tantas aves le abrió la puerta. Entonces dijo:
             - ¡Amo, extiende una jarapa aquí, en la mitad del patio!
             El viejo, extiende la jarapa. El gallo se sienta encima de ésta, sacude fuerte las alas y de pronto se llena el patio y el coral del viejo, además de aves, manadas de ganados, encima de la jarapa vierte un montón de monedas de oro, que brillaban al sol que te dejaban ciego. El viejo, viendo estas grandes riquezas, al no saber que hacer de alegría, besaba el gallo y le mimaba.
              Entonces, la vieja sale de por no sé donde y cuando ve todo aquello empieza a brillarle los ojos en la cabeza y revienta de rabia.
              ¡ Viejo!, dijo ella avergonzada, ¡dame algunas monedas de oro!
             ¡ Pues aguántate las ganas, vieja! Cuando te pedí huevos ¿te acuerdas lo que me has respondido? Pega ahora tú también la gallina que te traiga monedas de oro; que así he pegado yo a mi gallo, sabes tú por culpa de quién...y ¡ mira lo que me ha traído! 
            Entonces, la vieja va al coral, atrapa la gallina, la coge de la cola y le pega una paliza que te entraban ganas de llorar de pena. ¡ Pobre gallina!
 Como escapa de entre las manos de la vieja, huye por los caminos. Y como andaba ella así por el camino, encuentra una perla y la traga. Luego, vuelve rápido a la casa de la vieja y empieza a cacarear desde el portón. La vieja, llena de alegría sale a recibirla. La gallina se salta la puerta, pasa rápidamente por delante de la vieja y se pone en el nidal; y después de una hora salta del nido cacareando. La vieja sale corriendo a ver que es lo que ha hecho la gallina. Y cuando mira en el nido ¿qué ve? La gallina puso una perla. Cuando vio la vieja que la gallina se burlo de ella, la coge y le pega hasta que la mata. Y así, la vieja tacaña y loca se quedó pobre, pobre, pobre. De ahora en adelante comerá aire frito en vez de huevos; que bien se rió de la pobre gallina y la mató sin que tenga culpa alguna.
                Ahora el viejo era muyyy rico: el se hizo grandes casa y hermosos jardines y vivía requetebién.
Y sintiendo lástima por la vieja, la cogió y la puso de cuida gallinas. Y al gallo lo llevaba a todas partes, le puso hasta collar de monedas de oro y lo calzo con botas amarillas con espuelas que parecía otra cosa y no gallo de sopa.

El cuento fue publicado por primera vez en la Revista Conversaciones literarias, nº 10, en enero de 1876.
La traducción ha sido realizada por prof. Anne Marie Racoare


        În data de 25 februarie am realizat activitatea interculturală ”Cuenta cuentos” Ion Creangă- Punguța cu doi bani”. Cu prilejul acestei activități am facut cunoscută o mică parte a bogăției culturale românești.
            Pe aceasta cale dorim să mulțumim Asociației de părinți a elevilor A.M.P.A Nueva Esperanza pentru sprijin și colaborare.